ENTREVISTA: Saúl Hernández rema como solista


El compositor y cantante mexicano integrante del grupo Jaguares, lanza su primer disco solista, Remando; además, se reunió con Caifanes en el Vive Latino.

Por Julieta Sánchez Quiroz


Cuando en 1995 se disolvió el grupo Caifanes parecía natural que Saúl Alfonso Hernández, responsable de temas clásicos del rock en español como “La célula que explota”, “Afuera” y “No dejes que...”, se lanzara como solista. Pero no fue así y, en cambio, formó la banda Jaguares.

Desde entonces han transcurrido 16 años y Hernández tiene dos noticias: por un lado, por fin ha realizado una producción como solista, Remando (Emi Music, 2011), y, por otro, ha limado asperezas con Alejandro Marcovich, lo cual posibilitó la reunión de Caifanes el pasado sábado 9 de abril en el Festival Iberoamericano de Música y Cultura Vive Latino.

Ensimismado, ajeno a lo que sucede con la música nacional en este momento, Hernández decidió hacer una placa “sumamente íntima”, con temas que resumieran sus inquietudes personales.

Así, a los 47 años de edad, se hizo acompañar de Marco Rentería, en el bajo, y Gustavo Nandayapa, en batería y percusiones, para darle cuerpo a temas que miran dentro de sí mismo y explotan la vena surrealista que caracteriza sus letras. Pero sin dejar de externar su preocupación por la realidad que azota el país.

Hay que recordar que desde los inicios de su carrera Saúl Hernández ha mantenido un activismo en pro de la defensa de los derechos humanos, ya sea a través de Internet o mediante discursos en sus conciertos, apoyando causas como el rechazo a los asesinatos de Ciudad Juárez y el respeto a la vida de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos.

–¿Cuál es el detonante por el que aparece el disco Remando?

–La curiosidad.

–La curiosidad provoca muchas cosas, ¿qué provocó esta vez?

–Un encuentro entre un Saúl de 47 años y un Saúl que tenía 12 años. Un día volteé y me di cuenta que ya no estaba conmigo, o que el otro me estaba jalando.

–¿Qué descubriste en ese entonces?

–Vi que hay mucha similitud en dos personajes que se encuentran frente a una pared blanca componiendo canciones sin ningún foro de por medio. Me dio mucho gusto saber que hay mucha similitud todavía y uno va alimentando al otro, primero muy joven, muy ilusionado, muy sorprendido y así sigue alimentando al segundo, este tiene estas sensaciones, pero le inyecta experiencia y demuestra un camino muy claro. Fue un trabajo muy interesante de composición, fui viviendo un diálogo conmigo, en algunas canciones, pero en otras hablo de mi nación, del país; escribí pensando en México y es un disco muy personal. No te esperes la gran producción porque finalmente fuimos tres los que grabamos este disco y nos quedamos muy sorprendidos con el trabajo que le fuimos dando a las canciones con el productor Don Was (productor de los Rolling Stones), quien le inyectó mucho olfato para ir llevándonos en el estudio de una manera muy sutil y poderosa.

–¿Cuál fue ese reto a nivel profesional y personal?

–No hacer algo similar a lo que toco con mis compañeros, era esa curiosidad que ya traía de hace tiempo, lo he comentado en otras entrevistas. Cuando grabamos Crónicas de un laberinto, hubo un momento en que le dije al Vampiro y a Fonsi: “¿saben? Tengo ganas de estar con otra gente, de conocer otros músicos, de buscar otros caminos. No lo tomen a mal, pero es una simple idea”. Fue la primera vez que saqué algo que ya estaba revoloteando en mi cabeza.

–Entonces, ¿no hubo divorcio con Jaguares?

–No, Jaguares sigue y ahí está.

–Suele haber crítica social y cierto misticismo en sus letras, ahora ¿qué caracteriza los temas en Remando?

–Esa es mi naturaleza, cada compositor tiene su estilo y creo que con el tiempo lo va depurando y encontrando la manera de decir las cosas, pero siempre con una espina dorsal que es la que marca tu estilo. Sigo estando muy pacheco, tengo canciones genéticas en mi cabeza, sigo buscando en ese surrealismo un realismo total, pero de alguna manera estas canciones tienen una conexión y un diálogo muy padre. Estoy muy satisfecho sobre todo por haber tomado esta decisión. No sé qué va a pasar, pero lo que ya viví en el estudio, componiendo, de buscar esa ruta paralela en mi vida, me hace feliz.

–Dices que fue un diálogo interno, ¿cómo se dio esta depuración para componer?

–Fue como tocar la puerta de tu alma, preguntar qué quieres, qué sigue. Y conforme va pasando ese periodo de interiorización, empezaron a salir las canciones y se nota mucho en las letras. “Remando” es la columna vertebral del disco y ese es el personaje, yo en plan de viaje y remando. El destino es el centro de tu ser.

–¿Contra qué rema en este momento Saúl Hernández?

–No remo contra nada, remo con todos, con el mar así como es: amplio, majestuoso, con mucha luz enfrente. Con la extensión de Dios en la Tierra.

–¿Qué más se puede encontrar Remando?

–Una preocupación, que se dio pensando en todos los mexicanos y ahí está, a mi manera, porque lo que está pasando sí requiere de mucha atención, de tener mucho cuidado. Tenemos que cambiar la ruta de nuestra realidad, hay que recuperar la conciencia y creo que es un trabajo de todos nosotros.

–¿Cuál es tu propuesta?

–La propuesta general sería recuperar los valores, empezar a limpiar estos traumas y frustraciones que tenemos generacionalmente heredados, y la educación, elemento poderoso para salir adelante y hacer a un lado el valemadrismo y tomarnos en serio a nosotros mismos.

–¿Cómo ha cambiado tu percepción musical desde los 15 años ahora?

–Paralelo al cambio viene también la reafirmación, aceptación de cosas que ya tenías amarradas, finalmente es una consecuencia de observar todo el tiempo y mejorar tu trabajo, cómo puedo llegar hasta donde siento que está mi pensamiento.


Antes de que 75 mil espectadores abarrotaran el Foro Sol ante el regreso de Caifanes, para Saúl Hernández era simplemente un experimento.


FOTO: CORTESÍA OCESA / CHINO LEMUS

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