RESEÑA: Se pierde en sus soledades


Por Javier Pérez

En el papel Cinco mujeres usando el mismo vestido, obra original de Alan Ball (autor de Belleza americana) aquí en versión de Griselda Contreras, parece interesante. Y no por el cartel promocional en el que las cinco actrices que participan fueron fotografiadas con la espalda desnuda, sino por las alusiones metafóricas del título, que se antojan para ver un desmenuzamiento de la psicología femenina a partir, eso sí, de personajes estereotípicos.

El argumento, ese pequeño resumen que funciona como caballito de batalla para enganchar al público con la historia, parece contraponer lo visible con un contexto oculto: las cinco damas de compañía de una novia durante la recepción de la boda acaban, por distintas razones, en la recámara de una de ellas (la hermana menor de la novia), presas de sus propias desgracias y apabulladas por esa reunión social que las engulle.

A la sombra de la perfecta hermana mayor Tracey y de la severa y juiciosa madre adicta a las pastillas –a quienes nunca se les ve pero cuya presencia es una loza, en especial la de la novia, que pesa sobre las cinco damas–, Meredith (Marimar Vega) responde con una rebeldía adolescente debido al frustrado romance con un donjuán que abusó de su inocencia y la incomprensión de su familia.

Por su parte, Trish (Paola Núñez) es una chica liberal que no quiere quedar enganchada con ningún hombre y que explota su sexualidad a su antojo. Fran (Cecilia Ponce), en cambio, es la imagen de la represión, fanática cristiana intolerante y algo envidiosa. Gina (Griselda Contreras) se encuentra en crisis matrimonial y quiere recuperar los favores del donjuán aquél. Mientras, Mindy (Érika de la Rosa), es una lesbiana señalada por su familia y que está en la boda sólo porque su hermano es quien se casa.

A partir de este crisol de personajes, todos en crisis y afectados por la soledad y las convenciones sociales, la obra podría tomar derroteros interesantes para sacar provecho del lugar común. Sin embargo, en las manos de Raúl Quintanilla, director del montaje presentado en el Telón de Asfalto, la obra no termina de afianzarse. Las actrices deambulan por la poco funcional escenografía minimalista de Philippe Armand, dispuestas a entregarse pero sin el asidero de una buena dirección escénica.

Exageradas en su dicción, sólo alcanzan la conjunción actoral en una escena del segundo acto en la que aflora el melodrama y la tragedia parece cernirse sobre ellas. Tal vez De la Rosa sea quien tenga la mayor soltura sobre el escenario aunque por momentos Vega parezca cómoda interpretando a la frágil Meredith.

 

Telón de Asfalto (Perpetua 4, San José Insurgentes), vie, 20:30; sá, 20 y do, 18 horas. $400  

Comentarios