Vuelve Murakami
La nueva novela del afamado escritor japonés Haruki Murakami ya ha sido publicada en su traducción al español cortesía de su casa editorial en este idioma, Tusquets Editores. La muerte del comendador, tal como ocurrió con 1Q84, está dividida en dos partes. El libro primero es el que ya circula.
Murakami vuelve al universo surrealista que ha distinguido sus historias en las que el fatalismo, el destino, la realidad, las dimensiones paralelas, la soledad, el desamor, la melomanía y hasta el sinsentido forjan relatos coherentes y emotivos a partir de una compleja estructura resuelta con sencillez y perspicacia narrativa.
En esta primera parte, Murakami entreteje muy despacio las relaciones entre personajes. Como suele hacerlo en sus historias, tiene un protagonista sumido en la incertidumbre que se deja llevar por las situaciones aun cuando estas sean un tanto disparatadas. Pero la forma de dejarse arrastrar es por lo que se vuelven verosímiles y atrayentes. Como decía, el autor se toma su tiempo para presentar al grupo de personajes, que no acaban de aparecer incluso hacia el final, generando un suspenso que se resolverá hasta la siguiente entrega.
El protagonista es un pintor que por circunstancias de la vida se ha convertido en un retratista muy hábil, pero que un día su mujer le pide el divorcio y eso lo lleva a cambiar de residencia y a replantearse ciertas cuestiones, por lo que acaba viviendo en una casa en medio de un bosque –que le renta su amigo, hijo de un afamado pintor dueño de la vivienda pero que está internado–, donde encuentra la pintura que le da título al libro.
A partir de ese hallazgo, se abre una inquietante realidad alternativa llena de elementos fantásticos. Aparece un millonario excéntrico, de apellido Menshiki, que es su vecino y le pide un retrato y luego lo va metiendo a una serie de situaciones que incluyen la apertura de una cámara y la inclusión de dos personajes femeninos intrigantes. Hay relaciones entre la ópera Don Giovanni, de Mozart, y la pintura aludida, entre un episodio de la Segunda Guerra Mundial y el pintor dueño de la casa, entre una campanilla y una idea que toma cuerpo, entre la música y el silencio.
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