LIBROS: Clásicos de la literatura universal


El sello Austral ha puesto en circulación una colección de clásicos de la literatura universal, la Colección Singular, con prólogos que ponen en contexto la relevancia e importancia de las obras publicadas. Entre los títulos que la conforman se encuentran Emma, de Jane Austen, uno de los dramas íntimos característicos de la autora británica que desarrolló su obra a finales del siglo 18 y principios del 19. En esta novela Austen persigue un tema recurrente: el entrecruzamiento tropezado entre el amor y el destino. La auotra de Orgullo y prejuicio lo hace a partir de una prosa sencilla, elegante y natural que, de acuerdo con el prólogo de Carlos Pujol, "tiene una transparencia engañosa, su limpidez sugiere que no contiene nada más que lo que vemos, y disimula púdicamente secretos que no han dejado de intrigar a sus lectores".

Otro de los títulos añadidos a esta colección es Hamlet, la obra más conocida del dramaturgo británico William Shakespeare, donde todos y todo parecen obra de la simulación. La historia se desarrolla en el castillo de Elsenor, en un ambiente que emana corrupción y desconfianza, claustrofóbico y hostil. Hamlet busca vengar la muerte de su padre mientras descubre una serie de traiciones y secretos. Ángel-Luis Pujante analiza en el prólogo, de acuerdo a la descripción de la propia editorial, el carácter incoherente e incierto de la tragedia y sitúa el atractivo de una obra tan compleja y rica en ese halo de misterio que suscita la duda, requiere la meditación y que la ha convertido en uno de los grandes mitos de Occidente.

Así como Moliere es a la literatura francesa, Shakespeare a la inglesa y Cervantes a la española, Johann Wolfgang von Goethe lo es a la alemana. Su obra Fausto, integrada a la colección Singular de Austral, es un clásico debido a su peculiar forma de plantear el relato moral a partir de la parábola del pacto con el diablo. Más allá del relato fantástico, el drama enmarca dos momentos históricos: la etapa posterior a la Revolución Francesa y la restauración monárquica. Y también habitan dos Goethe: el joven que empezó la obra y el funcionario jubilado que la terminó.


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