"Memory", de Michel Franco, y "Confesiones", de Carlos Carrera, abordan la violencia desde perspectivas distintas
Por Javier Pérez
Dos películas mexicanas con una temática similar pero un tratamiento diferente se presentaron en la vigésima primera edición del Festival Internacional de Cine de Morelia.
Tanto Memory, de Michel Franco, como Confesiones, de Carlos Carrera, tienen un desgarrador tema común de violencia sexual como eje del relato. Mientras una se decanta por el drama esperanzador la otra se sitúa como un thriller vindicativo.
Ambas películas se presentan en la sección galas del festival y su elenco desfiló en atiborradas alfombras rojas en el Teatro Matamoros.
Memory
Octavo largometraje del polémico Michel Franco, quien también lo escribe, Memory es una historia ubicada en Nueva York sobre dos soledades quebradas que se encuentran y desarrollan una relación a partir de que rompen con sus ataduras.
Sylvie (Jessica Chastain) es una trabajadora en un centro social de cuidados geriátricos que lleva 13 años combatiendo su alcoholismo desatado desde su temprana adolescencia. Víctima de una historia familiar aterradora pero acallada por quien debía protegerla, es madre de una adolescente a quien sobreprotege y quien pasa mucho tiempo con su tía, la hermana de Sylvie, y su familia.
En una fiesta de exestudiantes de su secundaria, Sylvie tiene un encuentro con un hombre que la sigue hasta su casa y se queda a dormir afuera de su edificio bajo una tormenta feroz. Ella lo identifica como un amigo de su abusador de 17 cuando ella solo tenía 12. Aunque lo ayuda cuando lo ve visiblemente confundido, dormido sobre unas llantas de una vulcanizadora, se relaciona con él con ánimo revanchista.
Sin embargo, Saul (espléndido Peter Sarsgaard ya ganador de la Copa Volpi a mejor actor en Venecia por esta película) es un hombre que padece demencia y está perdiendo la memoria y con quien pronto Sylvie encuentra un asidero para su propia reconstrucción y él halla en ella una razón para combatir su desmemoria.
Michel Franco desarrolla un drama esperanzador con solvencia narrativa, una confrontación para el espectador por la dureza de sus temas pero también un atisbo de ternura y emotividad a partir de la complejidad de sus personajes y el gran arco aportado por sus actores.
Confesiones
Carlos Carrera dirige el thriller Confesiones a partir de una historia que se desarrolla en unas cuantas horas en el espacio confinado de, contradictoriamente, la amplia casona de una familia acaudalada.
Después de comenzar lo que parece una jornada ordinaria, la familia de cuatro se tendría que reencontrar por la tarde. El primero en llegar es el padre (Luis Gnecco), un dentista exitoso. Luego llega la madre (Claudia Ramírez), arquitecta a cargo de la dirección de la facultad de una universidad privada, quien debería haber pasado por su pequeña hija a la escuela. La niña, se enteran, no llegó a la escuela.
Cuando el hijo universitario regresa, y confiesa que dejó a su hermana una cuadra y media antes de su escuela, la sospecha de una desaparición forzada pesa sobre la familia. Esto se confirma con una llamada en la que les dan instrucciones a seguir si quieren ver con vida a la pequeña.
Entonces se desata un thriller guiado por una venganza planeada a detalle con tal de confrontar a los tres miembros adultos de la familia con los inconfesables secretos que tienen entre sí. Juan Manuel Bernal tiene una actuación sobresaliente en este relato con guion de Alberto Chimal.
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