"Carmen": estrena nueva revisión de un clásico, con Paul Mescal y Melissa Barrera dirigidos por el esposo de Natalie Portman

Melissa Barrera en una escena de "Carmen". Foto: cortesía Cine Caníbal

Por Javier Pérez

La Carmen del director debutante pero experimentado coreógrafo Benjamin Millepied es más que nada, un filme de baile. Aunque inspirado en la novela de 1845 de su compatriota Prosper Mérimée en la que se basó el también francés Georges Bizet para su hoy conocidísima ópera, Millepied, uno de los tres guionistas del filme que ya puede verse en la cartelera mexicana, también tomó inspiración en el poema "Los gitanos" de Alexander Pushkin.

Lejos de aquella historia de amor y celos desbordados entre un gitana, un torero y un militar que acabó con los finales felices de la ópera en el siglo 19, acá el asunto sí tiene que ver con una historia de amor pero también con el destino de los marginados, llámense migrantes en huida o veteranos de guerra dañados psicológicamente.

La historia se sitúa en la época contemporánea y sigue el periplo de la Carmen del título (interpretada por Melissa Barrera de In the Heights), quien tiene que huir de su casa en el desierto mexicano (la buscan, aunque no se sabe por qué, y asesinan a su abuela bailaora) y atravesar ilegalmente la frontera hacia Estados Unidos con unos polleros. 

Ahí se encuentra con el ex marine Aidan (el irlandés ya nominado al Oscar Paul Mescal que se hizo famoso por la serie online Normal People), quien intenta acatarse a la normatividad de su pueblo sureño aceptando por primera vez desde su regreso de Afganistán el único empleo que parece disponible: hacer un patrullaje "patriótico" para detener migrantes. Pero incapaz de quedarse de brazos cruzados ante el odio supremacista de su amigo, acaba ayudando a Carmen, por lo que se vuelve blanco de un agente en busca de venganza.

La integración de la música y el baile

En el desarrollo de la trama, los pasajes oníricos se mezclan con las pesadillas y la abrumadora y violenta realidad, pero asimismo con la esperanzadora redención del amor aunque subrayando la imposibilidad de escape de un par de fugitivos marginados por su condición social: la de migrante y la de veterano incapaz de reintegrarse a la vida en sociedad.

La belleza del baile con el que abre el filme en un paraje agreste y solitario, que acaba intempestivamente con ese sonido de disparo, da cuenta de cómo será la narrativa: la música, que en este caso se hace a taconazo, y los sonidos de ambiente van in crescendo hasta volverse los protagonistas sonoros de Carmen. Nicholas Britell, quien tiene en sus créditos Moonlight y Succession, es el encargado del score que hace uso de un coro que se convierte en leitmotif para enfatizar los momentos emotivos y místicos del filme, añadiéndole una furia auditiva que marca el ritmo y el tempo con el que se mueven los personajes. 

Melissa Barrera en una escena de "Carmen". Foto: cortesía Cine Caníbal

Pero antes, escribió canciones originales junto con Taura Stinson que debían estar previo a la filmación para los números de baile coreografiados por el propio Benjamin. La mexicana Julieta Venegas colabora también con un tema original, lo mismo que Tracy "El DOC" Curry, quien incluso canta en una escena.

Las canciones harto conocidas de la ópera de Bizet, sin embargo, no conducen la trama ni pueden reconocerse: aparecen algunas letras en el coro en francés que guía la historia. En su lugar, el célebre bailarín Millepied, coreógrafo de El cisne negro de Darren Aronofsky, utiliza la danza como el impulso de su Carmen en una mezcolanza que va del flamenco al ballet pasando por el hip hop. Más que escenas propiamente dichas, los números de baile funcionan como pequeños momentos que poco aportan a la trama si no es como recordatorio de la magia y el misticismo que envuelven el relato en un énfasis a ratos cansino a ratos ingenuo pero a ratos también intenso y arrebatador, como es el caso de los últimos números, donde la tragedia se ha abierto paso; especialmente en el que Carmen y el poco ducho Aidan se han encontrado verdaderamente.

Melissa Barrera y Paul Mescal en una escena de "Carmen".
Foto: cortesía Cine Caníbal

La actriz española Rossy de Palma, aquella de Mujeres al borde de un ataque de celos y Los abrazos rotos, interpreta a Masilda, la mujer a la que Carmen va a buscar a Los Angeles a petición de su abuela. Ella es quien le permite adentrarse en su interior para descubrir que lo que busca ha estado ahí todo el tiempo. Es ella la primera en demostrar que la fuerza del baile, con apenas mover las manos, intenta mover la trama.

De Carmen debe destacarse asimismo el espléndido trabajo en la fotografía de Jörg Widmer, un experto en la utilización de la steady cam (trabajó haciendo esas funciones en filmes como El pianista, La princesa y el guerrero, Amélie, La pianista, El árbol de la vida o Hanna) que ya había trabajado con temas dancísticos en Pina, de Wim Wenders, de quien ha sido colaborador habitual. En Carmen consigue que los movimientos de cámara parezcan otra pieza coreográfica en aras de reforzar el sentido dancístico del filme (esa presentación de Masilda en la pista con la cámara moviéndose efectivamente). Son él y Britell quienes se llevan la película, pues el guion de Loïc Barrere, Alexander Dinelaris y el propio Millepied deja los temas de la marginalidad social sin profundizar, lo mismo que las inserciones místicas que parecen más un trozo de realismo mágico con tintes almodovarianos que no se atreve a dar el siguiente paso.

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