Natalia Lafourcade hace suyo el Auditorio Nacional con un concierto vibrante de su gira De todas las flores

Natalia Lafourcade en el Auditorio Nacional. Foto: cortesía Ocesa

Por Javier Pérez

Natalia Lafourcade aparece con un vestido de una cola larguísima que descansa a sus pies cuando ella se sienta con su guitarra, después de una larga reverencia de agradecimiento a los gritos y aplausos que la reciben, a tocar y cantar su música de ritmos sosegados que da pie a este par de conciertos del De todas las flores tour en el Auditorio Nacional

La introducción fue seguida del poema de María Sabina que se escucha en sus shows, "Cúrate con la luz del sol". "Vine solita”, "DTLF" y “Pasan los días” conformaron un primer bloque doliente en el que Natalia mantuvo los ojos cerrados la mayor parte del tiempo. Luego vino la complejidad sonora de "Llévame viento" y, al final, las primeras palabras de Natalia Lafourcade dirigidas al público: "¡Ahora sí ya llegamos, buenas noches México!"

Y Natalia, a quien el público le responde con vehemencia, liga el verso "de la verdad que hay en aquellas simples cosas, como respirar" a la frase "llegamos al lugar correcto" que alude al título de esta canción. "Muchísimas gracias", dice con emoción.

Natalia Lafourcade en el Auditorio Nacional. Foto: cortesía Ocesa

Y ante el aplauso que se extiende, responde: "Qué enorme alegría, qué enorme jardín, cuántas flores, qué bonito estar aquí… Por fin estamos en casa, me siento muy agradecida por su amor, por su cariño, por abrir su corazón para recibir todas estas canciones, todas estas flores…"

Enseguida Natalia presenta: "esta canción viene para decir que todo está bien: 'Pajarito colibrí'", que dedica a todos los niños que están sufriendo en el mundo. 

Siete músicos acompañan a Natalia a crear este ambiente sonoro impecable en el que ella está al centro, como si el escenario no estuviera al frente de 10 mil personas que llenan el lugar, sino en la intimidad de una habitación. Se corea colectivamente la guapachosa "María la curandera" en la que se manifiesta la calidad interpretativa de los músicos que dan voz y música a este viaje de canciones largas y cambiantes. Clap, clap, clap en un coordinado acompañamiento masivo de palmas.

Natalia Lafourcade en el Auditorio Nacional. Foto: cortesía Ocesa

"Caminar bonito" trae el boleri a la sala, junto con el lucimiento vocal de Natalia. Siguen "Mi manera de querer” y “Canta la arena”, con el gozoso solo de trompeta sorda, que le dan un aire más festivo al concierto. Y ahí está "Muerte", en la que Natalia al fin se levanta y anda de un lado a otro del escenario hasta que termina en el suelo, envuelta con la larga cola del vestido que acabará desprendida en un momento de catarsis corpórea del que Natalia se levanta para agradecer, reverencia mediante con su larga melena hasta el piso, y despedirse con el ademán de la mano. 

Pero es solo un breve espacio sonoro que los músicos llenan con grandilocuencia, con ese joven pianista demostrando sus habilidades en la versión instrumental de "Veracruz" a la que sigue el monumental bolero "Cien años" cantado por el jaranero Raymundo con una respuesta muy buena del público. 

Reaparece Natalia con los brazos extendidos y un vestido anaranjado y botas blancas para acompañar en la voz. "Mi gente linda, ya estamos del otro lado. Me siento como que acabo de nacer y que volví a ser yo. ¿Cómo están sus corazones? Déjenme saberlo", dijo. Presentó largamente “Tierra querida”, con la cual, dice, inicia un nuevo viaje en el show. Luego su versión de “La llorona” y la de "Tú me acostumbraste”.

Vista del Auditorio Nacional durante el concierto de Natalia Lafourcade.

Aparece en escena su invitada, la cantante española Silvia Pérez Cruz, con quien canta "Soledad y el mar”. Al concluir, Natalia dice: "Quiero presentarles a esta gran amiga que seguro conocen… y si no, deberían conocer... Una de mis musas, de mis maestras, una mujer que me enseña tanto de la vida, de la música… a buscar la belleza de la vida…"

Y pide permiso para hacer un pequeño momento acústico para que ella y Silvia, quien también se hace cargo de la guitarra, interpreten "Mi última canción triste". Una improvisación, explica Natalia, que surgió de último momento.

"No pueden imaginar lo feliz que estoy", dice Silvia. "Celebro que exista Natalia, creo que el mundo es mejor". E interpreta una canción de su autoría inspirada en los ritmos mexicanos. Luego Natalia continúa con "Para qué sufrir”, que liga con “Ya no vivo por vivir”. Le pide a la gente que cante y el público responde. Es el momento de las lámparas del celular ondeando en el auditorio.

Natalia Lafourcade en el Auditorio Nacional. Foto: cortesía Ocesa

“Lo que construimos” da un giro hacia lo guapachoso, y "Hasta la raíz" hace que el público se convierta en una sola y sincronizada voz que acompaña a Natalia en su soberbia interpretación que liga, zapateado mediante, con “Mi tierra veracruzana”. 

Hay un interludio instrumental. Y la euforia llega con "Nunca es suficiente" en la que el canto es ya unísono. "Tú sí sabes quererme” es la última y sirve para presentar a la banda y concluir esta noche de entrega total.

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